Articulo la moda

La moda: el lenguaje que nunca calla

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Desde siempre me ha apasionado la moda. Recuerdo que con tres años fui por primera vez a un estudio de baile y descubrí el flamenco. A partir de ese momento mi deseo se convirtió en ser bailaora. El tema es que mi motivación principal no fue el baile, fueron las faldas, las peinetas y por supuesto… poder usar tacones. Cuando vi a esas mujeres bailando al son de una guitarra vestidas como “unas princesas flamencas con faldas de pepas”, supe que quería ser una de ellas.

Finalmente convencí a mis padres de que me apuntaran y llegó el día de comprar mi primer traje. Me sentía poderosa vestida así. Esos colores, esos volantes y llevar flores en la cabeza, me hacían sentir como nunca me había sentido a mis apenas 3 años. En ese momento entendí el rol que tiene la moda y se convirtió en uno de mis mayores aliados desde entonces.

Hay quienes piensan que la moda es algo superficial. Tal vez porque nunca se han sentido atraídos por el proceso de compra, porque las tendencias los abruman o porque no han encontrado un estilo propio. Pero la realidad es otra: la ropa que usas influye. Y mucho.

La moda no es solo funcional. Claro, un abrigo te protege del frío. Pero no todos los abrigos cuentan la misma historia. Una trench coat vintage de Burberry no comunica lo mismo que una chaqueta de cuero de Vivienne Westwood. Y lo mismo pasa con quienes las llevan. La moda es comunicación, posicionamiento, storytelling.

Al final, somos nuestra propia valla publicitaria: con la ropa mostramos quiénes somos, qué nos importa y cómo queremos ser percibidos. Igual que una marca usa la publicidad para transmitir valores y diferenciarse, nosotros usamos el vestuario para proyectar nuestra personalidad y narrar nuestra historia.

Lo queramos o no, siempre estamos comunicando algo con lo que llevamos puesto. Por eso conviene tomar las riendas de tu armario y vestirte en función de cómo quieres ser visto.

Y si aún piensas que la moda no importa, recuerda la lección de Miranda Priestly en The Devil Wears Prada sobre el famoso jersey azul cerúleo: “Ese azul representa millones de dólares, y muchos puestos de trabajo. Crees que elegiste algo que te exime de la moda, pero llevas un jersey seleccionado para ti por personas como nosotros.”

Para entender la fuerza de la moda como lenguaje —y como publicidad— basta recordar algunos hitos:

  1. El “Little Black Dress” de Chanel, que convirtió el negro en símbolo eterno de elegancia.
  2. El traje blanco de John Travolta en Fiebre del Sábado Noche, que definió la estética disco y la convirtió en estilo de vida.
  3. El “revenge dress” de la Princesa Diana, un look que habló más fuerte que cualquier titular.
  4. Las campañas de Calvin Klein en los 90, que convirtieron la ropa interior en icono cultural y a Kate Moss en leyenda.
  5. Supreme x Louis Vuitton, la colaboración que fusionó lujo y streetwear, cambiando la industria para siempre.
  6. Audrey Hepburn en Breakfast at Tiffany’s o Marilyn Monroe con su vestido blanco en The Seven Year Itch, looks que trascendieron el cine para volverse eternos.
  7. El uso de gafas de sol como accesorio infalible para personajes como Karl Lagerfeld, Anna Wintour o … Keanu Reeves en Matrix.

La moda no es trivial. Es nuestro canal más visible y accesible para mostrar al mundo quiénes somos —o quiénes queremos ser—. Vestirse es, en realidad, el acto diario de vender nuestro personaje.

Por Sofía Ungredda – Digital Manager.

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